Tradicionalmente FreeBSD ha contado con lo que se conoce como un kernel “monolítico”. Esto quiere decir que el kernel era un gran y único programa que se comunicaba con una lista previa de dispositivos, y que si se deseaba modificar el comportamiento del kernel se debía compilar un nuevo kernel y reiniciar el sistema con el nuevo kernel.
Hoy en día FreeBSD evoluciona muy rápidamente hacia un modelo donde la funcionalidad del kernel se basa en módulos, los cuales pueden cargarse y descargarse dinámicamente de acuerdo a las necesidades del kernel. Esto permite al kernel adaptarse al nuevo hardware que sale al mercado (como las tarjetas PCMCIA en sistemas portátiles), o bien añadir nuevas funcionalidades al kernel que no eran al compilarlo la vez anterior. Esto es lo que conocemos como kernel modular.
A pesar de lo dicho aún es necesario llevar a cabo cierta configuración estática en la configuración del kernel. A veces se debe a que la funcionalidad del sistema está tan ligada al kernel que no puede hacerse mediante carga dinámica de módulos. En otros casos puede tratarse simplemente de que nadie ha programado un módulo para esa funcionalidad concreta que pueda cargarse dinámicamente en el kernel.
Compilar un kernel personalizado es uno de los ritos de iniciación más importantes a los que los usuarios de casi todos los BSD han de enfrentarse. Este proceso lleva su tiempo, pero le aportará grandes beneficios a su sistema FreeBSD. A diferencia del kernel GENERIC, con el que puede funcionar una cantidad apabullante de hardware disponible en el mercado, un kernel personalizado contiene únicamente lo necesario para que funcione el hardware de su sistema. Obviamente esto tiene sus ventajas:
Mayor rapidez en el arranque del sistema. Dado que el kernel sólo tiene que probar el hardware que realmente está en el sistema el tiempo que necesitará para arrancar se reducirá visiblemente.
Menor uso de memoria. Generalmente un kernel personalizado utiliza menos memoria que un kernel GENERIC, lo cual es importante ya que el kernel debe encontrarse siempre en memoria real. Por ésta razón un kernel personalizado puede ser de gran utilidad en sistemas con una cantidad limitada de memoria RAM.
Hacer funcionar hardware específico. Un kernel personalizado le permite añadir al sistema dispositivos como tarjetas de sonido, que no están incluidas en el kernel GENERIC.
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